Si en mí las palabras no fueran tan pesadas, podría lanzarlas, sacarlas, decirte cuanto te quiero sin pensar en cuánto; podría seguirte el juego hasta que se volviese real, sin rendirme de antemano a quedar en tablas.
Pero son así mis palabras para que mi alma hipertrofiada no se pierda en las alturas. El nudo de garganta se arrastra hasta la tierra. Quédate, mi amada, quédate sin esperar de mis palabras más que el peso de mi cuerpo sobre. el tuyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario