sábado, 19 de septiembre de 2009

Fonéticamente hablando

Romper un corazón. Suena ¡Crack!, pero uno no lo escucha. Crack. Crack. Crack, y uno sigue sin darse cuenta. Entonces sentir algo diferente al pisar (ya lo insinuaba la canción: hay que revisar los zapatos). Mirar la suela ver que un chinche rojo se ha pegado. Jugar como un niño pequeño y arrastrarlo por el suelo, ssshhhhhhhhrrrr; rayar el pavimento, escribir un te quiero, y luego tachar sin remordimientos la creación. Revisar el chinche: aruñado, el rojo ya desgastado. Arrancarlo de la suela para terminar el juego, y entonces sentir en los dedos un leve latir. Tun tun. Tun tun. Observar, ver que tiene la forma de un pequeño cristal. Alguien en la otra cuadra me llama; guardar en el bolsillo el extraño objeto para estudiarlo después. Después olvidarlo. Después encontrarlo, con un agudo pinchazo al meter la mano en el bolsillo. ¡Auch! ¿Qué era esto? No lo sé, pero como duele en los dedos.

Hoy, doble o nada, así es el juego. ¿Alguien quiere apostar?

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