jueves, 15 de octubre de 2009

En el acuario

Por ahí va pasando el mantarraya con el cejo fruncido y una mueca de desprecio que se le ha vuelto permanente. La señora pez gato sigue alegando: que por qué no limpian esto, que por qué esto por acá regado, que yo mejor me voy, pero al ratico vuelve alegando con su maullido subacuático. Y yo... (siempre es difícil imaginarse uno mismo... miro mi ropa: el pantalón negro, el buso de rayas horizontales blancas y rojas: soy la sátira de un preso). Y yo, que soy un pez payaso, me quedo encerrado en mi castillo de plástico.

Escucho como afuera se va llenando la pecera con agua lluvia, bien medida y controlada, cayendo a cuenta gotas para inundar lo justo y necesario.

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