Hoy amanecí con ganas de ser gusano, de estar clavado con alfileres que, en proporción, serán estacas de metal atravesando mi cabeza con total facilidad.
Atravesado, disecado y expuesto sobre una plancha blanca frente a la que la gente dirá: "Mira, este parece un gusano de guayaba, pero más grande, más blanco y lánguido". No, la gente no habla así, a no ser que estén en una exposición de arte donde dicen 'lánguido' o 'metaficcional' para demostrar que saben, aunque no siempre sea así. Pero me pierdo del tema, me voy por las ramas arrastrándome como gusano.
No quiero levantarme de esta plancha blanca, y quiero que cuando quiera no pueda hacerlo, pues estaré clavado y expuesto como gusano de museo, iluminado y perdido entre insectos y animales.
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